martes, 7 de agosto de 2012

Kapra Dog contra la nicontina (imagen de archivo)

Yo era una persona podemos decir "normal"* en un mundo cambiante sujeta a las continuas convulsiones que las circunstancias de toda vida  deparan.
Los cambios de planes, la agitación del trabajo, las presiones... en fin, todo aquello que nos identifica como sociedad occidental. 
Mi vida era algo más que aburrida, sin llegar a ser rutinaria (puesto que no va conmigo) pero sí mundana y, cómo diría, poco atrevida. Lo único que interfería para no convertirme en mueble era que al menos yo soñaba.
Todo cotidiano hasta que un día mi propio destino me esperaba tras una esquina. 
Fue entonces...


*aceptando la definición de "normal" que más se acerque a las coordenadas en las que me hallaba  

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