El reparto de curriculum por las empresas se convirtió en mi trabajo diario.
Los zapatos acababan echando humo al final del día.
Como era una ciudad grande las distancias no se podían medir de forma humana, sino megalomaníaca.
El ser humano no había sido la medida de las cosas sino que había tenido que adaptarse a medidas mucho más grandes que las que se pueden abarcar humanamente.
Tardaba una hora de media para llegar a cualquier sitio al que necesitase ir.
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